viernes, 22 de julio de 2016

¡Maldito tacatá!



¿Cómo puede ser que, cuando uno busca en google “tacatá lesiones” salgan 5.730 resultados o cuando pone “tacatá peligro” salgan 18.700, y aún se siga usando? Pues sí, desgraciadamente se sigue usando.
El otro día vino a la consulta (a punto de matarse con el coche por el camino) una mamá al borde del ataque de nervios. Situación: Sola en casa. Dos niños, uno de 2 años que le pide que le limpie el culete porque ha hecho caca y otro de 7 meses, el cual había dejado a buen recaudo mientras tanto en el tacatá. De repente oye llorar al pequeño. ¿Qué ha pasado? Volcado en el tacatá, con un chichón de dimensiones considerables y la nariz sangrando. Yo también me habría llevado un susto tremendo.
¿Por qué se usa el tacatá? ¿De verdad son necesarios? ¿Hay alguna evidencia de que los niños que usan tacatá anden antes? Pues numerosos artículos indican que los niños que usan tacatá NO ANDAN ANTES que lo que no lo hacen. Incluso algunos (sólo puedo poner la referencia porque el acceso es para usuarios registrados) indican que las puntuaciones en las escalas de desarrollo psicomotor son incluso algo peores en los primeros meses, equiparándose a los niños que no los utilizan sobre los 12-15 meses. Entonces, por ahora no le veo el beneficio al aparato. Vamos a seguir indagando…
¿Son tan peligrosos? Si los siguen vendiendo no lo serán tanto, ¿no? En un estudio americano se indica que, en 2008, 3.298 niños fueron atendidos en los servicios de emergencias por daños asociados al uso del tacatá. Según otro estudio, es 9 veces más frecuente que un niño sufra un accidente en casa si tiene tacatá que si no lo tuviera. Por ahora, lo único que vemos que pueden conseguir los niños que lo usan es alguna lesión y un buen susto para sus padres. La Sociedad Argentina de Pediatría Córdoba refleja estadísticas en las que el 12%-50% de los accidentes infantiles están relacionados con el uso de tacatás. ¿Las lesiones más habituales? Golpes en la cabeza (por vuelcos o caídas de escaleras), fracturas, golpes en los dientes, atrapamiento de dedos o hematomas, entre otros. El problema es la caída en sí y que, como el niño no se suelta del tacatá, éste le cae encima. La mayoría suelen ser lesiones leves, aunque hay casos documentados de ACCIDENTES GRAVES con riesgo de vida para el bebé. 
Entonces, ¿qué dicen los distintos organismos al respecto? Pues la Academia Americana de Pediatría ha solicitado que se imponga una prohibición de venta y fabricación de los andadores con ruedas para bebés. La Alianza Europea para la Seguridad Infantil no recomienda la compra o el uso de andadores, debido al alto riesgo de lesiones que suponen para los niños, animando también a los profesionales sociosanitarios que no fomenten su uso. El único país que tiene prohibido su uso y venta es Canadá, desde 2004. Según mi humilde opinión, el problema aquí es de doble moral. ¿Por qué los organismos competentes a todos los niveles no se  dedican simplemente a prohibirlos, en lugar de no recomendar su uso? Pues yo no tengo contestación a esa pregunta.
Yo tenía la sensación de que el mensaje estaba calando en la sociedad y que hay suficiente información, pero está visto que no. Según distintas encuestas, hasta un 50% de los niños ingleses de 3 a 12 meses tienen tacatá. Además, según estudios (http://pediatrics.aappublications.org/content/101/6/1094.2), hasta un 80% de las lesiones se producen en presencia de los padres; así que no vale la excusa de que “yo no le quito el ojo de encima”. Mi única opción es seguir advirtiendo a los padres de su uso, con información científica y veraz. Por la seguridad de nuestros niños, ¡los tacatás A LA BASURA!
Hasta la próxima,

Dra. Matilde Zornoza Moreno (Pediatra2punto0)

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