lunes, 11 de julio de 2016

¿Botulismo? ¿Con qué tenemos que llevar cuidado?

Hace unos días saltó la noticia, en distintos medios de comunicación, que dos bomberos habían sido ingresados por botulismo (relacionado con el consumo de alubias en conserva) en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital catalán, evolucionando favorablemente. En la misma semana, la Consejería de Sanidad de la Región de Murcia también nos ha alertado sobre la posibilidad de que una conserva de ensalada de bacalao pudiese estar contaminada y ser foco de la misma enfermedad. ¿Sabemos qué el botulismo? ¿Qué cuidados debemos tener en los niños? Como siempre, veamos lo que nos dice la ciencia.


El botulismo es una enfermedad bastante poco frecuente, pero grave, incluso mortal (5-10%), si no nos damos cuenta temprano de qué es lo que está pasando y le ponemos el tratamiento correcto. En los adultos y los niños mayores se debe a la ingesta de un alimento contaminado por una toxina. Vamos a ver un poco mejor de qué va todo esto. La bacteria Clostridium Botulinum es una bacteria que produce unas esporas. Estas esporas sobreviven a altas temperaturas y pueden germinar con poco oxígeno; en su crecimiento, las esporas pueden liberar una toxina, la toxina botulínica. Si tomamos conservas que no se han preparado correctamente, la bacteria o sus esporas sobreviven en ese alimento (ya que las conservas suelen tener poco oxígeno en su interior), pudiendo producir la toxina, que será lo que nos comamos y nos produzca la enfermedad. El botulismo también se puede transmitir por heridas infectadas o por inhalación, pero no es el caso de hoy, así que no lo vamos a comentar ahora. 
Entonces, ¿qué nos pasaría si tomásemos una conserva en mal estado que contenga esa toxina? Pues los síntomas empiezan pronto, sobre las 12-36 horas de haber tomado el alimento con la toxina. Al principio el niño (o el adulto) está muy débil y cansado, algo mareado; luego verá borroso, tendrá la boca seca y le costará hablar y tragar. A veces también hay vómitos, diarrea, estreñimiento o veremos la barriga inflamada. El problema es que, si es una forma grave (ahora veremos que es más frecuente en bebés menores de un año), se pueden debilitar los músculos del cuello o de los brazos y, luego, los músculos de las piernas o los músculos que nos ayudan a respirar.
La bacteria Clostridium Botulinum necesita determinadas condiciones para crecer. Crece con poco oxígeno y a una temperatura determinada, pero no crece en alimentos ácidos. Si una conserva está hecha en casa sin precaución o mal procesada, puede que tenga toxina y darnos este problema. ¿Qué conservas es más posible que estén afectadas? Pues las de judías verdes, espinacas, setas, remolacha, pescados como el atún en lata, pescados salados y ahumados o productos cárnicos, como el jamón o las salchichas, ya que son menos ácidos. ¿Cómo podemos evitar que una conserva con Clostridium Botulinum produzca esporas y éstas, a su vez, liberen toxina? Pues lo primero es evitar que la conserva se contamine por esta bacteria, con higiene, higiene e higiene; en caso de que ya tuviese toxina, la podemos destruir hirviendo la conserva a más de 85ºC durante, al menos, 5 minutos. Y todo esto ¿qué quiere decir? ¿Ya no puedo cocinar en casa una ensalada con alubias en conserva? ¡Claro que sí! Pero usa marcas que sean de confianza, que el bote tenga bien hecho el vacío, que la lata no tenga defectos. No consumas conservas que haya hecho cualquier amigo en casa, si no tiene unas mínimas garantías, por muy buena voluntad que le haya puesto al hacerla.
En los bebés menores de un año tenemos un problema distinto con el botulismo, ¿por qué? Pues, a diferencia de lo comentado hasta ahora en los mayores, el bebé pequeño no suele tomar la toxina directamente, sino las esporas. Como las defensas a esta edad no están del todo maduras, las esporas crecen en el intestino del bebé, donde liberan las toxinas (en los niños más mayores y en los adultos, si ingiriésemos esporas, nuestras defensas sí que serían capaces de destruirlas antes de que produjesen toxina). Los síntomas que aparecen en los menores de un año también son distintos: Estreñimiento, menos apetito, el bebé está más débil, llora de manera distinta y pierde el control de la cabeza; como el botulismo a esta edad es más grave, es más probable que aparezca debilidad en los músculos respiratorios. Vale, pero un bebé de menos de un año no es muy habitual que tome conservas, ¿no?, entonces ¿con qué tengo que llevar cuidado principalmente? Con la MIEL y con el almíbar de maíz, consumido en otros países. Seguro que los que tenéis bebés pequeños, cuando hayáis ido a la revisión de los 6 meses (que es cuando solemos explicar todo el tema de la alimentación complementaria), vuestro pediatra os habrá comentado que nada de miel, al menos hasta el año. Pues esto tiene una justificación científica (bueno dos motivos, mejor dicho) y no es capricho del pediatra. El primer motivo es, como ya os he comentado, el mayor riesgo de botulismo a esta edad y que, además, es más grave. Segundo motivo, porque la miel es una bomba calórica y de azúcar que un niño tan pequeño no necesita para nada. Entonces, probablemente, aparezca alguna abuela criticando al pediatra; ella, cuando criaba, mojaba el chupete de sus “nenes” en miel para que se callasen y nunca les pasó nada. ¡Qué exagerado es el pediatra! No todos los menores de un año que tomen miel están abocados a sufrir un botulismo (caries desde muy pequeño es probable que sí), pero sí que tiene más papeletas. Esto son probabilidades, antes la mortalidad infantil era mayor… Allá cada uno…
Con respecto al diagnóstico y tratamiento no voy a comentar nada, no creo que venga al caso. Lo importante, la PREVENCIÓN: Mucha, mucha, mucha higiene si preparamos conservas en casa. La industria alimentaria ya ha diseñado sus mecanismos para “desactivar” las esporas, como la termoesterilización, la pasteurización comercial (aunque no siempre es 100% efectiva) o la combinación de la temperatura de refrigeración con el contenido en sal y/o la acidez de la conserva, con lo que se puede evitar el crecimiento de la bacteria Clostridium Botulinum, sus esporas y el que liberen toxinas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) da 5 recomendaciones para los manipuladores de alimentos y los consumidores, para que nuestros alimentos sean más seguros:
  1. Higiene.
  2. Separar alimentos crudos y cocidos.
  3. Cocción total.
  4. Mantener los alimentos a temperaturas seguras.
  5. Utilizar agua potable y que los ingredientes crudos sean seguros.
 
Hasta la próxima,

Dra. Matilde Zornoza Moreno (Pediatra2punto0)
PD: Podéis ampliar información en este interesante enlace de Healthy Children, de la Asociación Americana de Pediatría, actualizado la semana pasada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario