viernes, 8 de julio de 2016

¿Alguien duda que el tabaco es malo para los niños?

El otro día, hablando con amigas, comentábamos sobre el tabaco y los niños. Me dio alegría porque, algunas de ellas fumadoras, entendían que con niños NO se puede fumar. En la consulta, a diario, tengo padres fumadores y es un gran problema.
En la primera revisión que paso a cualquier niño, igual que indago en los antecedentes de la familia, también pregunto sobre si los padres son fumadores, para poder aconsejarlos. Sé que la mayoría de veces mis consejos caen en “saco roto”, pero si puedo evitar que la exposición de un solo niño al humo del tabaco merecerá la pena.
Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco es una de las grandes epidemias, que se ha hecho mucho más frecuente en la mayoría de los países desarrollados a lo largo del siglo XX y con ello todas las enfermedades que asocia. Más de un billón de adultos son fumadores en todo el mundo ¿conocemos las consecuencias que suponen para los niños de su alrededor? El humo del tabaco tiene más de 7.000 sustancias químicas, de las que 250 son tóxicos conocidos. Sabemos que un adulto que fuma tendrá más riesgo de cáncer de pulmón, de infarto o de problemas pulmonares, pero ¿sabemos lo que supone para un niño que se fume (o haya fumado) al lado suyo? Porque, aunque el niño no fume directamente, si su padre o alguien a su alrededor fuma, tendrá una serie de riesgos asociados por ser un fumador pasivo. El fumador pasivo está expuesto al humo que sale del cigarrillo, al humo exhalado por el fumador, además de a todas aquellas sustancias que se depositan en la piel del fumador, su ropa o las distintas superficies que están a su alrededor.
Yo, habitualmente en esa primera revisión, le explico a los papás los riesgos para su hijo de que se fume a su alrededor, para que entiendan que esto no es capricho mío. Vale ¿y cuáles son esas consecuencias que tiene para un niño que se fume (o haya fumado) a su alrededor? 
Después de todo esto pensaréis que los padres salen corriendo a tirar todo el tabaco que les queda en casa, ¿no? Pues no es así. A muchos les sienta hasta mal lo que les digo y niegan que suponga ningún problema para el niño. Excusas varias, que fuman fuera de casa, que fuman en la galería, que no fuman delante de los niños… Me da igual. La nicotina y otras sustancias tóxicas se pegan “como una lapa” a nuestro cuerpo. ¿Los fumadores llevan cuidado después de fumar? ¿Se lavan las manos con las que luego tocan a sus hijos? ¿Se lavan la boca con la que luego les dan besos? ¿Se cambian de ropa donde se impregnan todos esos tóxicos? Yo creo que no, que los papás fumadores no son tan escrupulosos. Pues aunque no fumes delante de tu hijo también le pueden estar llegando sustancias del tabaco. Lo que yo me encuentro en la consulta es que los niños huelen a tabaco, el humo se pega en todos sitios con facilidad. En estos casos, mi última herramienta es hacer una analítica para demostrar a los padres que el niño está respirando nicotina. La cotinina es un producto de la nicotina que se puede medir en sangre, orina o saliva. En los niños la solemos medir en la orina para cuantificar su exposición al tabaco, pero no nos da el nivel de exposición al monóxido de carbono u otros tóxicos que también van con el tabaco. ¿Problema? A veces, como los papás saben para qué es, no le hacen el análisis. Yo aún no he hecho ningún análisis de cotinina que no salga positivo. ¿Es que no vemos todos por la calle padres paseando a sus hijos fumando? ¿O padres en el parque con sus hijos? Ahí también están expuestos al tabaco, aunque sea al aire libre. 
Por último, lo malo del tabaco no es sólo el riesgo de tener problemas en la infancia (¡cuántos niños tengo asmáticos en la consulta con crisis frecuentes, que entran con olor a tabaco en la ropa a la consulta y sus padres aún se preguntan por qué están siempre malos!). El otro gran problema es que los niños copian lo que hacen sus mayores y sus modelos; si un niño se cría en un ambiente de padres fumadores, ¿cuántas posibilidades creéis que tendrá de ser fumador en la adolescencia/edad adulta? Pues según un estudio con 1000 pacientes, publicado en la prestigiosa revista Pediatrics, los adolescentes hijos de padres que fuman tienen 3 veces más posibilidades de fumar que los que no tienen padres fumadores. A esto se suma que, según el estudio ESTUDES, en 2014, un 31.4% de nuestros adolescentes de entre 14 y 18 años consumieron de tabaco en el último año (¡1 de cada 3!). ¿No deberíamos plantearnos, en serio, cambiar los malos hábitos por la salud de todos?
Hasta la próxima,

Dra. Matilde Zornoza Moreno (Pediatra2punto0)

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