miércoles, 29 de junio de 2016

Mi hijo se ha levantado con “virus de estómago”, ¿qué hago?

El tema que hoy os comento es muy de esta época y vale tanto para niños como para los papás. En general, a lo largo de todo el año solemos ver gastroenteritis, pero cuando llega el buen tiempo este tipo de virus proliferan. Vamos a ver una serie de consejos (como siempre con su justificación científica) sobre qué hacer y qué no hacer, qué es verdad y qué mito.
La gastroenteritis es un problema digestivo que se manifiesta distinto en cada niño. Puede dar náuseas, vómitos, diarrea, fiebre, dolor de barriga y otra serie de síntomas más generales, como dolor de cabeza o malestar general.

¿Sabemos por qué nos da diarrea? Pues en más del 90% de las ocasiones es por una infección y, de éstas, la gran mayoría se deben a VIRUS. Hay millones de virus que pueden causar vómitos o diarrea, por eso es normal que un niño sano pueda tener varios procesos al año. Mucho menos frecuente son las gastroenteritis por infecciones bacterianas, como Salmonella o Campylobacter, y siempre suele haber algo más que nos pone sobre la pista, como fiebre muy alta o sangre en la caca. Una tercera opción serían los parásitos, pero eso lo pensamos en niños con diarrea de repetición o que vienen de viaje del extranjero. Ya, pero, anoche cenamos fuera, ¿no puede ser  que le haya sentado algo mal al niño? Pues como poder, todo puede ser en esta vida, pero es mucho menos frecuente. Este problema se llama toxoinfección alimentaria y se debe a que el alimento está contaminado por un germen que produce toxinas (lo más frecuente la toxina del estafilococo); a veces aparecen en brotes en restaurantes o fiestas, así que no le pasaría sólo al niño. Son cuadros leves y cortos, que aparecen a las pocas horas de haber comido el alimento, pero que pueden ser serios en niños pequeños o ancianos.

¿Otro virus? ¿Y de dónde viene? Los virus se contagian persona a persona con bastante facilidad. A esto hay que sumarle que los niños “son cochinos” por naturaleza, chupan una cosa que ha chupado el vecino, se meten el dedo en la nariz, se tocan el culete, el lavado de manos no es lo que más les gusta… Pues está claro que papeletas de contagiarse tienen muchas como haya algún amigo infectado en la guarde o en el cole. Entonces, ¿qué puedo hacer para evitarlo? Higiene, higiene e higiene, sobre todo lavado de manos, tanto del niño como de la persona que lo cuide (cuidado al cambiar el pañal o limpiar culetes, que si no el papá o mamá puede acabar igual) y, por supuesto, antes de comer o preparar comidas. En los niños pequeños, desde las 6 semanas de vida hasta los 8 meses, aproximadamente, podemos poner la vacuna oral (por boca) frente al Rotavirus para prevenir este tipo de infección (los pediatras recomendamos su uso, pero no está incluida en el calendario de vacunación habitual).
Vale, pues ¿ahora qué hago? Lo más importante es que el niño esté bien hidratado. ¿Con qué? Pues depende de cómo esté el niño; si el niño tiene una caca un poco más blandita al día y no está vomitando, valdrá con líquidos abundantes; si no para de vomitar habrá que dar un suero de rehidratación de la farmacia, NO AQUARIUS®, ni zumos. El Aquarius® es una bebida para deportistas adultos sanos y los zumos no llevan más que azúcar (os pongo más abajo una comparativa entre lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y lo que llevan estos productos).

Recomendaciones OMS
Aquarius®
Un zumo cualquiera
Sodio (g/l)
2.6
23.2
0.0
Potasio (g/l)
1.5
2.5
0.0
Azúcar (g/l)
13.5
6.1
100.6
Citrato (g/l)
2.9
0.0
0.0

¿Entonces? ¡Suero de la farmacia! Seguro que encuentras un sabor que, poniéndolo un rato en la nevera fresquito, se lo tome bien. Ya se preocupan las marcas de ir mejorando los sabores. No se recomienda dar medicación, a no ser que el niño tenga fiebre, en cuyo caso le daremos medicamentos para bajarla. Medicamentos que aún se continúan usando para cortar los vómitos  o la diarrea no se deberían utilizar, ya que hay distintas alertas sobre que su uso puede provocar problemas cardíacos o neurológicos; así que mejor estarse quietecito.

Otra cosa que también ha cambiado son las recomendaciones sobre la comida, ¡fuera la dieta blanda, la leche sin lactosa y el estar largas horas sin comer! En los lactantes no hace falta cambiar nada en su dieta (los que toman pecho se quedan igual y a los que toman biberón no hay que diluir la leche). En los niños mayores, al igual que en los adultos está demostrado que cuanto antes coman su dieta normal, antes se recupera el tubo digestivo; aunque hay que evitar dulces, azúcares y grasas.  Si el niño no quiere comer, no le fuerces. No penséis que esto son modas con las que vamos cambiando los médicos, son años de largas investigaciones que nos hacen cambiar lo que recomendábamos antes.
Por último, algo que suele preocuparnos bastante a los padres trabajadores, ¿cuándo podrá volver al cole o la guarde? La mayor parte de los casos son leves, así que no debemos limitar la actividad del niño. A pesar de ello es mejor que no vuelva a clase hasta que se encuentre mejor y el riesgo de contagiar a toda la clase disminuya un poco, el resto de papás lo agradecerán.
Si veis cualquier cosa rara en vuestro niño que os preocupe, es el mejor momento para consultar con el pediatra.  Como veís con cuatro pequeños y sencillos consejos nos podemos ahorrar alguna visita al centro de salud.
Hasta la próxima,

Dra. Matilde Zornoza Moreno (Pediatra 2punto0)


PD: En la web “Familia y Salud” tenéis el decálogo de la diarrea, superútil.

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