martes, 21 de junio de 2016

Vacunas. Poniendo un poco de luz en la oscuridad

Las vacunas… Mucho oímos hablar de ellas cada día pero, ¿sabemos qué son? Son productos biológicos que tienen un microorganismo, o parte de él, muerto o debilitado. Las vacunas sirven para prevenir infecciones, “enseñando” al sistema inmunológico a defenderse. Haciendo un poco de memoria, intentos de prevenir infecciones se describen en la historia desde hace siglos, pero no fue hasta 1879 cuando Louis Pasteur produjo la primera vacuna de laboratorio. Desde entonces mucho han mejorado las cosas. Pero, ¿por qué tienen siempre algo de leyenda negra y controversia a su alrededor? Vamos a repasar qué hay de ciencia y de mentira a su alrededor.

Vacunar a los niños no es un invento de los pediatras, ni de ninguna industria que quiera vendernos algo que no necesitamos. Las vacunas protegen a los niños de ENFERMEDADES PELIGROSAS, enfermedades que pueden tener complicaciones graves o secuelas, provocando incluso la muerte. Algunas de estas enfermedades son ahora muy poco frecuentes, pero es precisamente porque la mayoría de nuestros niños están vacunados. Las vacunas son una gran herramienta de Salud Pública que, tal como refleja UNICEF, salva cada día millones de vidas. 

Pero… Si son tan buenas las vacunas, ¿por qué no estamos obligados a vacunarnos? La ley española de 2011 recoge que vacunarse es voluntario y nadie puede, en principio, ser obligado a ello. Ahora bien, hay situaciones, como las epidemias, en las que las autoridades pueden imponer la vacunación forzosa.
Todos hemos oído alguna vez sobre los “temibles” efectos secundarios de las vacunas, su relación con el autismo, pero ¿es verdad? Las vacunas son medicamentos MUY SEGUROS. Como cualquier medicamento, antes de salir al mercado deben pasar estudios muy estrictos; además, después de que las comercialicen tenemos que seguir notificando cualquier efecto secundario que nos encontremos. Sí que es cierto que, como todos los medicamentos, pueden tener efectos secundarios, pero éstos suelen ser muy leves, como dolor en la zona del pinchazo, fiebre o sarpullido. Las reacciones graves son extremadamente raras. Para controlar que no haya grandes problemas, las vacunas se deben poner en centros preparados y esperar un ratito tras la vacunación. La gran polémica surgió por un artículo publicado en 1998 en la prestigiosa revista The Lancet por un autor llamado Wakefield, que asociaba la vacuna de la triple vírica (sarampión, rubeola y paperas) con el autismo, artículo del cual años después el autor se tuvo que retractar. Buscando más literatura con la que os podáis quedar tranquilos y ver que esto no es verdad, he encontrado este gran resumen con numerosas referencias en la web www.healthychildren.org de la Asociación Americana de Pediatría, para que podáis profundizar.
¿Por qué hay vacunas gratuitas y otras que debemos pagar? Cada año, el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) recomienda un calendario vacunal, acorde a las últimas evidencias científicas, pero es el Ministerio de Sanidad y cada una de las Comunidades Autónomas quien establece el suyo. Tenemos vacunas sistemáticas financiadas (son gratuitas y se ponen de manera universal a todos los niños, a no ser que los padres se nieguen), entre las que están hepatitis B, difteria, tétanos, tosferina, polio, Haemophilus influenzae tipo b, meningococo C, neumococo, sarampión, rubeola y paperas, varicela y el virus del papiloma humano (sólo para niñas). Hay otras vacunas, como la del rotavirus o la meningitis B, que el CAV-AEP considera deseable que se vacunen todos los niños, pero que por razones de coste-efectividad no es posible que se financien de manera pública. Entonces, ¿es que son menos efectivas? NO, sino que, desde el punto de vista de la Salud Pública, la administración tiene que elegir. La vacuna de la meningitis B u otras, como la de la gripe o la hepatitis A, sí que estarían financiadas en determinados grupos de riesgo (en Murcia, por ejemplo, ponemos la hepatitis A a todos los niños marroquís o la de la meningitis B a niños con algunos problemas de defensas).
Vale, pero, ¿por qué si mi hijo que nació el 29 de Diciembre de 2014 no tiene incluidas las vacunas para neumococo y varicela y el que nació el 1 de Enero de 2015 sí? En Murcia es así y no podemos hacer nada. Cuando se decide financiar una vacuna e incluirla en calendario hay que poner un punto de corte, un momento a partir del cual sí y en eso no podemos hacer nada, por mucho que lo lamentemos (hay quien nace con estrella…).
Para nosotros, los pediatras, el que haya vacunas financiadas y otras que no supone un problema ya que, mi obligación es informar a todos los papás por igual, independientemente de su nivel de ingresos, aunque sé que no todos van a poder permitírselo. Esto es injusto para los niños, porque supone una diferenciación que no se debería permitir. La Ley General de Sanidad de 1986 indica que “la política de salud estará orientada a la superación de los desequilibrios territoriales y sociales”. Ante esto sólo nos queda el derecho al pataleo, esperar que las cosas vayan mejorando con el tiempo y que se puedan ir incluyendo nuevas vacunas para todos. 

Creo que por hoy ya está bien. Es un tema muy extenso y sobre el que podría estar escribiendo días. Hay que dosificarse. Otro día seguimos con más aspectos de este tema tan interesante (proponed si hay algo específico que os interese).
Hasta la próxima,

Dra. Matilde Zornoza Moreno (Pediatra2punto0)

PD: Podéis ampliar información, para los más aplicados, en la web del CAV-AEP, que hay una sección para familias.

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